-Il est malade.
-Oui, c'est la fatigue.

la mujer chancleta


camina siempre. A tu lado y el mío. A veces, si nos concentramos, podemos sentir su aliento ronco y el suave chancleteo de sus latidos al lado de los nuestros. Dura muy poco, pero el efecto es duradero y se dilata en nuestros actos revelándonos tiernxs y fuertes. Nosotrxs no podemos saberlo pero ella nos guía a todxs los que creemos sólo en nosotrxs mismxs y en nuestras hermanas y hermanos. También está un rato colgada la tía, y nos mete el cuento de seguir una misión mientras ella se alimenta de nuestra cotidiana dependencia a lo subversivo.
Es la energía más rotunda, el arrebato que nos habita. No siente más límite que el que le pone cada uno de los seres que la adoramos..